De repente ella, que
estaba medio dormida, sintió que él la
acariciaba.. Primero
fueron caricias tímidas, periféricas,
como si tuviera pudor...
Luego las caricias fueron subiendo de
tono. Cada vez más, por
todo el cuerpo, sus manos la recorrían
de arriba abajo como
hacía....no recuerda bien, pero supone que
tres años por lo
menos... Sensaciones que creía olvidadas
volvían... Su cerebro
recordaba y ayudaba... Las caricias se
amontonaban y repetían,
él la levantaba, la daba vuelta, ahora
era un torbellino de
sensaciones indescriptibles. ..
De repente... Nada... Nada de
nada...
-¿Qué pasa? preguntó
ella... Sigue, por favor... quiero ...
-Shhhh- la calmó él
-!Ya¡
-¿¿¿Cómo que ya???
-Ya está, ya he
encontrado el mando a distancia. Sigue
durmiendo, cariño.
1 comentario:
El mando hay que esconderlo mejor jajaajajaja. Muy bueno.
Besitos, niño
Publicar un comentario